
Sube la luz. Sigue la luna a su media oscuridad. Un blues le canta.
Sigue perplejo su respirar. No cree, no siente, no se mueve ni un centímetro de aquel flequillo de estilo francés.
Han pasado algunos años y siente vieja su mirada. Cansada de tanto soñar paisajes irreales, tropicales. Piensa, quizás, en aquellos segundos anhelados tan eternos como fugaces. Y así deja nacer y morir sus días. Batallas perdidas bajo el mar. Guiños a un faro que pierde su luz.
fotografia:gamefilia.com
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