miércoles, 28 de abril de 2010

Las funcionarias culpan del escándalo sexual en Madrid I a la Ley de Igualdad

"Es la punta del iceberg". Las funcionarias de prisiones culpan del escándalo sexual en la prisión de mujeres Madrid I a la aplicación de la Ley de Igualdad en el ámbito penitenciario.

"En la cárcel de Madrid I antes no había funcionarios trabajando en contacto directo con las presas. Pero, en las dos últimas promociones, todas las plazas han sido ocupadas por hombres. Lo que ha pasado ahora es una de las consecuencias de la unificación de escalas", declara a EL MUNDO.es una funcionaria, que no quiere desvelar su identidad.

Tienen miedo. Por eso no se atreven a desvelar sus rostros ni a mostrar su voz (en el vídeo, su imagen y voz aparecen distorsionadas) por temor a las represalias, que algunas ya están sufriendo en sus carnes.

Hasta el año 2007, había dos escalas en el cuerpo de ayudantes de Instituciones Penitenciarias: la masculina y la femenina. De esta forma, los funcionarios trabajaban con reclusos y las funcionarias, exclusivamente, con presas.

'No se están respetando las reglas'
Sin embargo, desde la entrada en vigor de la Ley de Igualdad, en marzo de 2007, toda esta estructura cambió y se unificaron las escalas. Por tanto, ahora, funcionarios y funcionarias se presentan a las mismas oposiciones y pueden trabajar indistintamente en departamentos de mujeres o de hombres.

Desde la entrada en vigor de la ley, en marzo de 2007, las funcionarias vienen denunciando los graves problemasDesde esa fecha, las funcionarias vienen denunciando los graves problemas, que a su juicio, está generando la normativa en la organización de los centros penitenciarios. Además, cuestionan que no se haya elaborado un estudio del impacto de género antes de aplicar la ley en las prisiones, que obviamente, no funcionan igual que una empresa.

"No se están respetando las reglas y se está permitiendo que haya funcionarios en módulos de mujeres, cuando la normativa obliga a que haya al menos una persona del mismo sexo que los internos, por turno y por servicio", explica la empleada pública.

Discriminadas por la ley
Estas trabajadoras se sienten discriminadas por la Ley de Igualdad y por ello han constituido la Asociación de funcionarias anteriores a la unificación en prisiones (Afaup) para seguir adelante con su lucha.

'La cárcel es un medio muy masculinizado y nosotras estamos más capacitadas para dialogar con las reclusas'Desde esta plataforma denuncian que ellas se presentaron a unas oposiciones, en las que optaban a menos plazas y hacía falta una mayor puntuación y preparación. Critican que años después de haber aprobado la oposición, se les aplique la norma con carácter retroactivo y se modifiquen de golpe sus condiciones laborales.

Pero, ¿es tan diferente trabajar con presos varones que con mujeres? Según el testimonio de varias funcionarias consultadas por ELMUNDO.es, las tareas son completamente diferentes: "La cárcel es un medio muy masculinizado y nosotras estamos más capacitadas para dialogar con las reclusas. El trabajo con los presos implica más acción física y es más peligroso, porque hay una mayor conflictividad", afirma otra funcionaria, que también quiere permanecer en el anonimato.

Problemas en los cacheos
Un ejemplo claro de cómo está afectando el cambio de normativa a las rutinas diarias de las prisiones son los cacheos. Los internos/as sólo pueden ser cacheados por funcionarios de su mismo sexo. Por tanto, si hay un funcionario en un módulo de mujeres sólo las puede cachear con raquetas y no mediante palpación.

'Queremos que se nos reconozca el derecho a elegir si queremos o no trabajar con presos varones'"Los cacheos son nuestro principal instrumento de trabajo y se tienen que realizar a diario como medida de seguridad. Ahora, se está produciendo una relajación de funciones y una sobrecarga del trabajo porque, al final, los cacheos, las conducciones y los traslados los acabamos haciendo las mujeres", asegura esta funcionaria.

Lo mismo sucede con las mujeres que trabajan en módulos de hombres, que también se encuentran más limitadas porque tienen menos fuerza física: "¿Qué hago si hay una pelea entre reclusos? Desde luego, yo no me voy a meter en medio", se lamenta otra trabajadora.

Se quejan además de que llevan años trabajando con las reclusas, muchas de ellas víctimas de violencia de género, y ahora las pueden obligar a vigilar a maltratadores y a violadores.

Las funcionarias censuran que una ley que ha sido creada para defender los derechos de la mujer, las está perjudicando y esté beneficiando a los hombres, que ahora acaparan los mejores puestos en los departamentos de mujeres porque suelen tener más puntos y mayor antigüedad.

Hasta ahora, sus quejas sólo han recibido el silencio y el mutismo tanto de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, como de la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. "Estamos desamparadas e indefensas. Queremos que se nos reconozca el derecho a elegir si queremos o no trabajar con presos varones. Éstas es la otra cara de la Ley de Igualdad", denuncia una de las funcionarias.

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/04/23/madrid/1272048541.html

miércoles, 21 de abril de 2010

No me pidas que te bese, porque te besaré

que fàcil... deixar-se portar, disfrutar de la incertesa del combat sentiment versus raó, dubte i emoció.





pd=no me pidas que te bese, porque te besaré. Albert espinosa